Hace algunos años… ¿200, 300? pocos años, los humanos comenzamos a creer que la consciencia salía del cerebro. JAJAJAJJAJAJA perdón, pero siempre que repito esta idea me sale una carcajada.
También comenzamos
a creer, que una vez que morimos ya no hay nada, es decir ¿todo lo que hicimos,
pensamos, sentimos en esta vida es lo mismo que nada? (salvo las herencias
claro…). Esta idea no me da risa, sino que me hace pensar en para que
los humanos generamos semejante creencia.
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¿Para
no hacernos responsables de esta vida y hacer lo que se nos antoja?
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¿Para
olvidar que no somos solo materia?
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¿Para
seguir ciegos, mudos, y sordos frente a la realidad de la muerte?
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¿Será
para convencernos que lo que vivimos en este tiempo es lo mejor que nos podía
pasar?
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¿Para
ilusionarnos de que vivir muchos años es mejor, y así la sobrevivencia química
y mecánica son cada vez más valoradas?
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O
tal vez justificar el gran apego que tenemos a la materia, objetos tanto
materiales como culturales y simbólicos, etc.…como única permanencia de aquello
que fue y hoy es nada.
Puede que
sigan surgiendo preguntas y sus correspondientes respuestas de para que…igualmente
hoy día todas ellas parecen tan frágiles….
¿Será que la
vida antes de estos 200, 300 años era en algún aspecto más interesante? Alejados
de la condena a vivir en un estado coherente con conceptos creados por nosotros
mismos, enfrentados con ahínco a nuestras contradicciones y negando con fervor la
experiencia que adquirimos al morir mil veces por miles de años.
La música
que resuena al oír los secretos, la danza al contemplar el movimiento de los
animales, un mundo donde la muerte pueda ser parte de los ritmos vitales.
Mi madre
murió en su cama, su rostro emanaba una luz que el médico que vino a verificar
que se había muerto solita, sin medicamentos ni máquinas, al verla lloró.
Mi madre después
que dejo de respirar emitía por su pecho tanta energía, (y lo constatamos con
Dora porque su pecho se movía, y creíamos que seguía respirando) que se nos
hizo visible y palpable que la muerte es solo un pasaje.
¿Cuándo fue
que nos perdimos y dejamos de contemplar esta maravilla?
Sus
cabellos se acomodaron solos, claro… era tal la fuerza de la partida que se
peinó solita, (mamá era muy coqueta) y no podía ser de otra manera.
¿Cuándo fue
que perdimos la capacidad de ver lo que está más allá de la forma?
Tanto dolor
por tantas muertes, acaso ese dolor no sea más que nuestra incapacidad de
sentir la vida que atraviesa la vida.
Lo que
emerge entra y se multiplica. En lo auténtico esta la resonancia.
Retornar nuestra
mirada más allá de la materia, donde el vuelo, y las palabras sagradas se
entrecruzan para informarnos que ya está bien. Que no es necesario separar, que
no seremos quemados en la hoguera, y que sino miramos los orígenes seguiremos
muriendo de inanición
Ni Galileo
se equivocó, ni Einstein fue solo un científico, ni las culturas aborígenes son
menos cultas, ni viviremos más años gracias a la ciencia.
Si seguimos
atados en los campos que dividen, nuestros corazones seguirán estallando en
llamas.
Y Perderemos
la oportunidad de darnos cuenta que el fuego nos fue dado para generar una
mente libre en vuelo, despierta y clara.