Si el espíritu
mora en la materia, (y es así) necesitamos extraer las huellas, las marcas, que
en ella deja. Las imágenes son como esos calcos, intentos de copias, dibujos de
los dibujos que de las marcas y huellas emanan.
Son
fragmentos como ruinas de antiguos templos, marcas casi indelebles que añoran
su existencia. Con increíble prudencia, delicadeza de artesanos miramos las
piezas. Dibujos jeroglíficos de un lenguaje perdido, pero no olvidado.